Guillermo Zuluaga, mueve sus
fichas y vende sus acciones de Globovisión antes de que la declaren en quiebra.
Zuluaga, en un comunicado, reconoce
que colocó a toda la empresa, y a todos sus empleados y empleadas, al servicio de
una parcialidad política con la intención de sacar al Presidente Chávez y así
evadir los procedimientos administrativos y judiciales al que está siendo
sometido el prestador de servicio por sus reiteradas faltas y transgresiones a
las leyes de la nación en materia de telecomunicaciones (entre otras)
El cinismo, solo comparable con
el de Capriles Radonski, llega hasta el colmo de decirle a los 500 empleados y
empleadas del canal 33, que su única preocupación es el futuro de ellos, cuando
en realidad lo que está haciendo es “salvar su inversión” sin importarle para
nada los trabajadores y trabajadoras, inclusive dejando de lado a sus propios
socios.
Guillermo Zuluaga condujo a la
planta televisiva al borde de la revocación de la concesión en su afán de
derrotar al gobierno, fuere como fuere, y ahora luego de fracasar rotundamente,
les deja el paquete a los empleados y empleadas que dieron todo por él. El socio mayoritario está contando con una
supuesta simpatía del comparador con el gobierno bolivariano, que garantizaría
la continuidad operativa del Globovisión, bajo el supuesto de la “conchupancia”
al mejor estilo adeco-copeyano.
De hacerse la negociación muchos
de sus comunicadores que pusieron de lado el código de ética del periodista
venezolano, tendrán que obligatoriamente dedicarse a otra cosa, pues Zuluaga
les dejó el pelero, los deja colgados de la brocha sin más ni más, demostrándoles
que le importa un bledo el futuro de personajes como: Carla Angola, Kiko,
Roland Carreño, Leopoldo Castillo, Teodoro Pekoff, Ismael García, entre otros…