sábado, 26 de enero de 2013

Globovisión y el tuitazo de la muerte


Al menos 55 personas perdieron la vida durante una revuelta para evitar requisa en la cárcel de Uribana, ubicada en Barquisimeto, estado Lara.

En días pasados se presentaron hechos de violencia entre bandas dentro de la cárcel por el control del penal, lo que llevó a la ministra del Poder Popular para los Servicios Penitenciarios, Iris Varela, a ordenar una requisa sorpresa del recinto, pero la sorpresa se la llevaron los funcionarios porque al llegar al sitio los reos estaban enterados del operativo, pues momentos antes a través de la cuente de twitter del canal Globovisión se informó del asunto.

“Fuimos sorprendidos por el anuncio de la operación por parte del canal privado Globovisión, las redes sociales y la página web del diario El Impulso, lo cual sin duda alguna constituye un detonante para la violencia que se evidencia con el inicio, horas después, de un motín al interior del centro penitenciario”, enfatizó Varela.

El show mediático no se hizo esperar. El mismo canal que provocó la violencia dentro de la cárcel, se apresuró a entrevistar a familiares y amigos de los presos llenos de incertidumbre y sin conocimiento claro de lo que estaba sucediendo tras los muros de Uribana, para captar las imágenes dramáticas de madres, compañeras, hermanas y allegados de los privados de libertad llenos de angustia por sus seres queridos.

Julio Borgues no se pudo contener y a través de su cuenta de twitter no ha cesado de exigir la renuncia de la Ministra Varela. Por su lado otros personeros (del partido Primero Justicia) se han dedicado a culpar al gobierno de lo ocurrido.

 Pero el tiempo es el enemigo de las mentiras y a medida que transcurren las horas se han clarificado los hechos: Los fallecidos fueron atacados con armas blancas (cuchillos y chuzos) y otras de fabricación artesanal, “producto de la pretensión de grupos minoritarios por tomar el control de los centros a través del terror y el sometimiento” explicó la ministra.

Valera añadió que se tomarán las medidas legales una vez que se conozcan los resultados de las investigaciones que se adelantan sobre lo sucedido. Apuntó que se seguirá el mismo esquema aplicado en el caso del Centro Penitenciario de la Región Andina, en el cual imputaron a 62 personas por participar en los hechos de violencia ocurridos el año pasado.

Una vez más, es tomada la violencia carcelaria como ariete para tratar de socavar la popularidad del gobierno revolucionario del Comandante Presidente Hugo Chávez y su tren ministerial, pero como en el pasado, la verdad sale a flote y queda en evidencia las macabras intenciones de una oposición escuálida, sin proyecto ni propuestas más que la de volver al pasado.

miércoles, 23 de enero de 2013

Pérez Jiménez ¿Derrocado o destituido?


Durante toda mi vida he escuchado que Marcos Pérez Jiménez fue derrocado por el pueblo el 23 de enero de 1958, pero luego de 55 años de este evento, que marcó un hito en la historia política de Venezuela, se replica por los medios que el dictador fue “destituido”.

La diferencia entre las dos palabras es grande y cambia el concepto que se maneja hasta ahora. Un derrocamiento evoca a movimientos civico-militares y populares para lograr la hazaña de vencer al poder establecido, mientras que la destitución hace referencia a la decisión del poder en ejercicio de quitar de su puesto a un subordinado, negando así la participación del pueblo en este suceso político del país, dándole el protagonismo a grupos como: la iglesia, Fedecámaras o el alto mando militar.

Nos dijeron por años que “el pueblo salió a la calle y derrocó al dictador”, pero ahora como que esa idea no es muy buena y hay que darle “un pequeño giro”.

No me extrañaría para nada que, a través de los medios, se monte una matriz que diga que gracias a las élites del poder se logró “destituir” a Marcos Pérez Jiménez, con la intención repetir en Venezuela una acción como la ocurrida en Honduras o Paraguay, donde desde los grupos poderosos “destituyeron” a sus presidentes, saltándose a la torera sus respectivas constituciones.

No faltará quien me tilde de “paranoico” o exagerado, pero nadie pensó que a Mel o a Lugo lo pudieran sacar del juego con un ardid tan “tirado de los pelos”.