He visto con agrado todos los
esfuerzos que se han hecho para controlar el flagelo de la inseguridad y la
violencia, la escasez de vivienda, el impulso y rescate de la industria
nacional, pero se ha hecho muy poco con respecto a la especulación.
Basta con ir a cualquier tienda,
incluyendo a los Abastos Bicentenarios, para darse cuenta del nivel de especulación
existente en el país.
Para nadie es un impedimento
averiguar cuánto cuesta un producto en el exterior, con tan solo navegar por
internet desde cualquier parte de territorio nacional, podrás comprobar que el
producto que viste en el anaquel de la tienda cuesta, fuera del país, una
décima parte de lo que cobran aquí.
El gobierno insiste en que no hay
problemas con la entrega de divisas, pero los comerciantes dicen que tiene que
liquidar (supuestamente) sus facturas en el exterior con dólares del mercado
negro, ya que Cadivi se tarda demasiado en entregar las divisas, sobrepasando a
veces los lapso de los créditos otorgados a los importadores, lo que les obliga
a calcular sus costos a un dólar que fluctúa entre 13 y 18 Bs/US$.
Pero lo que no dicen los
comerciantes es que, tarde o temprano, Cadivi les entregará los billetes verdes
a 4,30 Bs/US$, que terminan en el mercado negro, convirtiéndose en un negocio
redondo que deja la bicoca del 320% de ganancia (libres de impuestos), con lo
que se podría “botar” la mercancía y, aun así, salir ganando.
Recientemente se aprobó una Ley
de Precios Justos, pero los comerciantes solo les da risa, pues las sanciones y
multas son menores que la ganancia que se obtiene con la especulación. Muestra de
ello es que en diciembre pasado los precios de muchos productos fueron
cambiados (siempre al alza) casi a
diario “dizque por el dólar”… “Si te gusta chévere, si no también”.
Supongo que los inspectores del
Indepabis estaban ocupados en el interior de la república sancionando los
hoteles y hospedajes, pero aquí nadie hizo nada.
Entiendo que al común de la gente
esto no le afecta, pues “hay real que jode” y las personas “no se paran en
artículos” para desembolsillar los cobres sin ni si quiera regatear, pues eso
es de “pendejos” dicen algunos, lo que deja ver un gran problema cultural.
Este año debemos emprender una campaña contra
la especulación y la usura que ejercen los comerciantes. Gobierno y pueblo
debemos cerrar filas y combatir sin cuartel a estos inescrupulosos que
pretenden (como en la cuarta república) hacer de la actividad cambiaria su modus vivendi.
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